LA PERSISTENCIA DE LA POBREZA
- Sheilla J. Melchor
- 15 jun 2024
- 7 Min. de lectura
Actualizado: 21 jun 2024
Desigualdad en Perú: Retos y estrategias para el futuro
La pobreza monetaria es un fenómeno persistente que afecta a millones de personas en el Perú. Un problema tan complejo que requiere de diversas disciplinas para su comprensión. Una persona que no cuenten con los recursos económicos suficientes para cubrir una canasta básica de alimentos y no alimentos, vive en situación de pobreza monetaria. Según el último informe técnico de pobreza monetaria del Instituto Nacional de Estadísticas e Informática (INEI), 9 millones 780 mil personas viven en situación de pobreza (29,0%), es decir casi un tercio de la población y 1 millón 922 mil en pobreza extrema, el 5,7%. Cifras que superan a las registradas en pandemia, con un incremento de 3 millones de personas.

FUENTE: INEI 2024
Entre estos millones de peruanos que viven en situación de pobreza se encuentra Rosangela Taki, de 31 años. Ella vive en Puente Piedra, uno de los distritos más vulnerables de Lima. Nació con cataratas, limitando su visión. Junto a su pareja Carlos y sus tres hijos (de 11, 8 y 6 años), enfrentan la vida con trabajos independientes: Rosangela canta ocasionalmente en las calles y vende productos de belleza, mientras que Carlos realiza trabajos eventuales. Ambos carecen de estudios superiores y trabajan en la informalidad, sin beneficios laborales estables. Dependiendo de propinas por sus canciones, pueden ganar entre 60 a 70 soles diarios. Rosangela solo puede cantar los fines de semana, ya que dedica el resto de días al cuidando a sus hijos. Apenas alcanzan el sueldo mínimo, en ocasiones un poco más. Sin embargo, con cinco miembros en la familia, luchan por cubrir la canasta básica mensual de 1,784 soles según señala el INEI, enfrentando apuros económicos diarios.
Esta familia refleja la cruda realidad de millones de peruanos en situación de pobreza, marcada por la falta de oportunidades educativas, la informalidad laboral, la inestabilidad política y la inflación. Además, la pobreza limita su acceso a derechos humanos fundamentales como alimentación, salud, vivienda, educación y recreación. Priorizan la alimentación de sus hijos, los útiles escolares y el transporte al Centro de Lima para trabajar. Carecen de presupuesto para recreación y enfrentan dificultades ante cualquier emergencia médica, que podría desequilibrar aún más su ajustado presupuesto familiar.
¿Cómo llegamos a estas alarmantes cifras?
En Perú, una persona se considera pobre extremo si vive con menos de 251 soles. Actualmente, casi 2 millones de peruanos enfrentan esta situación. Entre 2004 y 2011, la pobreza disminuyó significativamente del 58,7% al 27,8%, impulsada por un crecimiento del 6,0% del PBI per cápita (ingreso promedio por persona). Sin embargo, entre 2011 y 2019, la reducción fue más modesta con un crecimiento anual del PBI per cápita del 2,4%, alcanzando una tasa mínima de pobreza del 20,2%.
En 2020, la situación empeoró con la pandemia, elevando la tasa de pobreza al 30,1% y la pobreza extrema al 5,1%, niveles no vistos desde 2010 debido a la crisis económica y la pérdida masiva de empleos. Según el INEI, aunque hubo una ligera recuperación en 2021 (25,9%) y 2022 (27,5%), el último informe de mayo de este año revela un retroceso a niveles de pobreza similares a los de 2011, alcanzando el 29,0% y aumentando un 1,5% respecto al año anterior, con un impacto mayor en áreas rurales (39,8%) que urbanas (26,4%).
¿Qué factores influyeron en esta alza?
El incremento de la pobreza se debe al poco crecimiento económico. La producción registro un -0.6%, en vez de avanzar, retrocedimos. No olvidemos que el 2023 fue etiquetado como un año con recesión económica, según el Ministerio de Economía y Finanzas. Esto se da debido a que el PBI registró una caída durante dos trismestres consecutivos. Siendo los más afectados el sector de la pesca y el de la construcción. La caída de la inversión privada, fue de un 7,3% durante el 2023, según el Instituto Peruano de Economía. Los conflictos sociales y fenómenos climáticos afectaron los ingresos y la confianza del sector privado. Sin duda un duro golpe, considerando que el 80% del total del PBI proviene de este sector.
Disminución de empleo, este bajo crecimiento económico se reflejo en la perdida de casi 157 000 empleos en todos el país. Sin dejar de mencionar que 7 de cada 10 compatriotas se ve afectado por la informalidad. Los índices de inflación se elevaron en todo el Perú, la canasta básica se elevó en 11%, mientras que el sueldo mínimo sigue sin hacerlo. Los más afectados fueron aquellos que perciben menores ingresos financieros, ya que se estima que son ellos los que destinan más del 40% de su presupuesto a la alimentación.
FUENTE: KANTAR CONSUMER INSIGHTS 2022
Proyecciones económicas: ¿Qué nos depara el futuro?
Los pronósticos no son tan alentadores. El exministro de Economía, David Tuesta señala que: “el crecimiento tiene un techo, más allá de la cifra puntual. Un techo que, pese a ser insuficiente, es lo máximo a lo que el Perú puede aspirar. Si uno compara el crecimiento actual con el de hace años se da cuenta. No vamos a crecer más del 3%; hace diez años crecíamos del 5% al 6%. Estas proyecciones estiman que al país le tomará más de 20 años para regresar a cifras prepandémicas. Para el especialista el camino hacia la reducción de la pobreza es el crecimiento del país, lo que se logrará con mayor inversión privada, que genera nuevos puestos de trabajo. Tal como ocurre en Ica, donde el nivel de pobreza es de un 6% (el más bajo del país), gracias a la actividad manufacturera, sector agropecuario, minería, construcción, acceso a los servicios básicos, entre otros factores que han ido repotenciandose en los últimos años.
Por otro lado, tenemos las proyecciones del Ministerio de Economía y Finanzas, que estiman una proyección económica del 3,1% para este 2024 esperanzandose en el sector de la pesca (85% de incremento respecto al 2023) y la manufactura (4,2% gracias al incremento de las exportaciones y la demanda interna). Con lo que se espera generar 1,2 millones de empleos a nivel nacional. Cabe indicar que son conscientes de que la reducción de la pobreza no se dará sin un crecimiento económico sostenible por los siguientes años. Si se alcanza un crecimiento según se prevee podría reducirse la pobreza entre 2 y 3 puntos porcentuales este 2024. Sin embargo, esto no sería suficiente para retomar los avances que se habían logrado hasta antes de pandemia. No alcanza si quiera para volver a aquella cifra de 20,2 % que se había logrado obtener.
Para el Fondo Monetario Internacional, nuestro país tendría un crecimiento este 2024. Lo cuál permitiría a mediano plazo lograr un equilibrio sostenible. Proyectan que el PBI alcance un crecimiento de 2,5% y mejore hacia el 2026. Siendo esta proyección la cuarta más alta de Latinoamérica. Lidera esta tabla Venezuela con un 4%. También espera que la inflación baje gracias a las acciones del BCR. Sus proyecciones son optimistas, pero cautelosas. Prevee ligeras mejoras de manera gradual, uno de los puntos clave para lograrlo es impulsar mega proyectos de infraestructura y minería que fomenten la inversión privada.
Posibles soluciones:
La principal solución como bastante sabido es lograr un aumento de la inversión privada, eso permitirá tener mayores ingresos y dinamizar la economía. Es necesario generar confianza empresarial. Reducir los conflictos sociales y el ruido político a fin de propiciar un ambiente amigable para la inversión privada. De acuerdo a GRADE, Grupo de análisis para el desarrollo implementar concesiones desentralizadas, ejecutadas por las municipalidad y Gobiernor regionales pueden llegar a ser instrumentos que atraigan la inversión privada en otras regiones, impulsando así sus economías.
Garantizar acceso equitativo y de calidad a la educación es fundamental para romper el ciclo de pobreza. Estudios demuestran que niveles educativos más altos reducen significativamente las probabilidades de caer en situación de pobreza. Mejorar la infraestructura escolar, capacitar a los docentes y promover el acceso a becas son medidas clave recomendadas por expertos como Edmundo Lizarzaburu. Es crucial que el Estado priorice estas inversiones, especialmente en zonas rurales que enfrentan mayores desafíos educativos y económicos. Ya que como vemos a continuación, las personas en situación de pobreza de 25 años a más estudia en promedio de 8,5 años (segundo de secundaria), mientras que un individuo que es no pobre lo hace hasta cuarto de secundaria, es decir un promedio de 10,4 años.
Promover el empleo formal. En Perú, el empleo informal afecta a una gran parte de la población, alcanzando un preocupante 71,1% en 2023 según la Encuesta Permanente de Empleo Nacional (EPEN). Ciudades como Pucallpa, Ayacucho, Tacna, Puerto Maldonado e Iquitos registran las mayores tasas de informalidad, todas por encima del 70%. Es prioritario para el Gobierno reducir esta informalidad para incrementar la productividad y, por consiguiente, los ingresos tributarios. Expertos coinciden en que ofrecer incentivos fiscales a las empresas que contraten de manera formal podría ser una estrategia efectiva para lograr un crecimiento económico más robusto y equitativo.
El sector salud y la cobertura médica también están ligados a los niveles de pobreza, ya que esta situación de vulnerabilidad provoca que las poblaciones con menos recursos económicos tenga poco o nulo acceso a medicinas y centros de salud. En especial, en nuestro país donde la desnutrición y las enfermedades respiratorias están muy presentes. Hacia el 2023, si bien en este aspecto se ha avanzado con la afiliación al SIS, aún existe un sector donde los hospitales o centros de salud se encuentran muy alejados de su localidad, o simplemente no existen (áreas rurales principalmente). Urge construir más centros de salud y optimizar el funcionamiento de otros tantos. Según un reporte del Ministerio de Salud, durante el 2022 existían 225 hospitales con capacidad inadecuada de un total 247. Entre los problemas que se deben corregir está la precariedad de infraestructura, equipamiento obsoleto e inoperativo. En el año 2023, el 32,0% de la población tuvo carencia de atención médica, mostrando un aumento altamente significativo, de 0,8 punto porcentual al comparar con el año 2022.
No podemos dejar de mencionar que tener acceso a los servicios básicos, mejora significativamente la calidad de vida de los más vulnerables. Ya que contar con estos servicios es un derecho, pero además ayuda a reducir las brechas de desigualdad. Fundamental para lograr el desarrollo social y económico de los más vulnerables, ya que de acuerdo acifras oficiales, casi el 10% de peruanos no cuenta con el servicio de agua, exponiendose a ser víctimas de múltiples enfermedades.
Sin duda, la pobreza monetaria en Perú exige un enfoque integral. Rosangela y su familia son solo un recordatorio de las constantes dificultades que enfrentan millones de peruanos: trabajar en la informalidad con ingresos variables, asegurando lo básico para sus hijos cada día. Su historia subraya la necesidad urgente de políticas públicas más inclusivas y efectivas. Mejorar la educación y promover el empleo formal con incentivos fiscales aumentará la productividad y los ingresos tributarios, mientras que garantizar el acceso a servicios básicos mejorará la calidad de vida de los más vulnerables. Solo a través de estos esfuerzos coordinados se podrán reducir las brechas de desigualdad y fomentar un desarrollo sostenible del país.
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