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BULLYING POST PANDEMIA

  • Foto del escritor: Sheilla J. Melchor
    Sheilla J. Melchor
  • 9 jun 2023
  • 2 Min. de lectura

La pandemia y el encierro hizo que los escolares permanecieran lejos de las aulas por casi 2 años. Este año con el regreso a la presencialidad muchos estudiantes volvieron con gran entusiasmo a reunirse con sus maestros y compañeros. Sin embargo, para un grupo de estudiantes el retorno a clases se volvió su peor pesadilla.


Las cifras no mienten, según la plataforma SíSeVe del Ministerio de Educación, entre el 2013 y 2022 se han reportado 40 000 casos de violencia escolar en las escuelas. De estos casos un 19% corresponden al bullying y ciberbullying.


Y si el concepto aún les resulta extraño, el bullying es la violencia que se ejerce de manera reiterad sobre una persona tanto física como psicológicamente.

En una sociedad tan discriminadora como la nuestra no es de sorprender que las principales causas de agresión en las aulas se deban a las diferencias socioeconómicas, religiosas, étnicas, sexuales y de género. Además de burlas sobre la apariencia personal o discapacidades.




¿Qué podemos hacer como sociedad para remediar este problema? O por lo menos desde nuestros hogares. Para empezar, estar atentos a las señales de alerta, cambios en las actitudes de los menores, muestras de ansiedad o miedo, lesiones físicas y baja en sus calificaciones.


Debemos hablar con nuestros hijos, inspirarles confianza para que ante una situación de acoso sean capaces de reportarlo. Hay muchos casos que no son denunciados por miedo.

El bullying impacta directamente en la autoestima de los niños y adolescentes. Y puede impactar negativamente en su capacidad para relacionarse con otras personas, desencadenar sentimientos de soledad, vergüenza, ansiedad y hasta tendencias suicidas.


No debemos descuidar a nuestros niños, así como nos preocupamos por su educación también debemos velar porque las escuelas sean espacios seguros para ellos. Este es un problema tantos de las autoridades como de los padres y no solo de las víctimas.

En las escuelas aún hay mucho trabajo por hacer, y algunas de las acciones sugeridas son desarrollar y fortalecer las diferencias de los demás, crear un clima positivo entre los estudiantes. Por otro lado, el Minedu plantea implementar protocolos para la atención de los casos de violencia escolar. Así como promover la participación activa de los padres de familia.


Sin duda el regreso a la presencialidad nos hace cuestionarnos si el problema del acoso escolar sigue tan vigente como antes. Las cifras siguen en aumento, los casos siguen reportándose y menguando en nuestros estudiantes. Es importante brindarles redes de apoyo a fin de poder prevenir estos actos violentos, o en los casos más graves ayudarlos a salir de esta situación. Solo con estudiantes en entornos sanos y seguros podremos ver una verdadera mejora en la calidad educativa.



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