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LA MAGDALENA QUE IMAGINAS

  • Foto del escritor: Sheilla J. Melchor
    Sheilla J. Melchor
  • 9 jun 2023
  • 4 Min. de lectura

El frio viento azota las calles del boulevard de Magdalena, enfriando todo lo que encuentre a su paso, como si alguien hubiera olvidado cerrar la puerta de una congeladora. Las personas caminan presurosas cubiertas con mascarillas y ropa de invierno, pese a que la primavera empezó hace casi un mes atrás. Pero con el clima de Lima nunca se sabe que esperar.


En una de las bancas de concreto, sentada debajo de un árbol se encuentra Bety, una mujer de 60 años vestida con ropa deportiva. Actualmente es una enfermera en retiro que divide su tiempo entre la tranquilidad de su hogar y paseos vespertinos. No importa si su rutina se limita a observar sentada todo lo que pasa a su alrededor, como un centinela. La sola idea de salir de su casa le resulta terapeutica. En especial luego de haber pasado un largo periodo en cuarentena a causa de la pandemia.


Bety Salazar, quien hasta hace 4 años trabajó en el hospital de la policía, parece estar indiferente a los huaynos que interpreta un ambulante muy cerca de ella, el mismo que no deja de repetir micrófono en mano: “mi nombre es Pepito, soy más conocido que la papa huayro”, alentado por el sonido de las monedas que le arrojan al paso algunas almas caritativas.


La mujer que lleva la mascarilla mal puesta disfruta de los espacios públicos tanto como puede. Le gusta el movimiento que hay en el distrito, las actividades que le permiten disfrutar de tardes en familia o en soledad. Su poco discreto maquillaje y pelo teñido evidencian el cuidado que le da a su apariencia, tiene un look relajado pero bien cuidado que va acorde con su rutina. Su rostro sin embargo refleja que está absorta en sus pensamientos, aburrida quizá o tal vez preocupada.


- Buenas tardes, disculpe que la interrumpa. Soy estudiante de periodismo y quisiera hacerle unas preguntas si me lo permite - le digo con cierto reparo

- Claro que sí, dime hija- contesta mientras gira hacia mí

- ¿La puedo grabar? solo será el audio, no video

- Si es solo la voz no hay problema – accede amablemente.


Luego de explicarle de que se trata la conversación su expresión se torna más relajada. Me cuenta que vive en el distrito hace 15 años, en aquella época el alcalde era Francis Allison quien por entonces ocupaba el sillón municipal por segunda vez consecutiva. Su traslado a Magdalena fue porque quería vivir más cerca de su trabajo y porque siempre le había parecido una zona perfecta para establecerse luego de que sus 2 hijos crecieran y dejaran el nido.


“Que cumpla con lo que ofreció, porque ha ofrecido cosas buenas”, me dice con severidad cuando le consulto que espera del alcalde electo. Quien para sorpresa de pocos es por sexta vez Francis Alisson. Bety cree que la gente ha recibido con alegría esta victoria y que hay mucha espectativa por lo que pueda hacer y lanza una frase casi de campaña: “mencionar a Magdalena es inevitablemente hablar de Alison, su rostro está asociado al distrito”, dejando en evidencia su admiración por el hombre que pese a las investigaciones pasadas sigue gozando de la simpatía de sus vecinos. No en vano resultó ser el candidato con más votos en las últimas elecciones.



En tiempos donde las calles se tiñen de sangre por culpa de la delincuencia, de no es para nada una novedad que todos exijan más seguridad y por supuesto Bety no es la excepción. Aunque no ha sido víctima ni testigo de ningún robo el solo hecho de ver las noticias la tiene en alerta permanente. Le gustaría salir a las calles sin temer por su vida ni su seguridad, pese a ello no deja que este temor la impida hacer su vida con naturalidad, simplemente guarda la esperanza de que pronto la situación mejore de la mano de las autoridades entrantes. Es una de las peticiones más solicitadas en el distrito.


Caminar es una de las cosas que más disfruta hacer, le resulta relajante. Descubrir un lugar donde comer un buen postre, una nueva tienda de ropa o sentir la brisa marina. Pero en los ultimos meses los espacios por donde suele transitar han sido invadidos por restaurabtes al aire libre, donde lo que más resalta es el menú del día escrito con tizas de colores. Pero a ella no le molesta el comercio, sino que sea desordenado. Muchos de los rincones tranquilos de su vecindario han dejado de serlo, y la calma que antes disfrutaba ha sido superada por los jaladores que invitan a disfrutar de los diversos potajes que ofrecen. Pero aguarda a que las cosas mejoren cuando Francis Alison reorganice estos espacios como lo ha prometido.


Bety goza de buena salud, no en vano ha trabajado casi 40 años en centros médicos. Gracias a eso se ha acostumbrado a acudir a controles regularmente, espera que el alcalde que se sentará en el municipio el 1 de enero del 2023 se preocupe por realizar campañas de salud gratuitas para todos los vecinos. Y como sobreviviente del covid-19 anhela que se sigan incentivando los cuidados y vacunación contra este virus, ya que observa con cierta desaprobación que muchas personas han dejado de cuidarse.


Me despido de Bety, quien agradece nuestra conversación ya que es una manera de romper con su habitual paseo por el frio boulevard que para esa hora ya empieza a oscurecerse. Atrás queda Bety con su prolijo maquillaje, sus anhelos de mejoría y su firme confianza en el alcalde electo. Ahí donde la gente pasa con premura y los ambulantes entonan canciones del recuerdo que amenizan la jornada.




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