PLÁTICA Y CAFÉ

Miércoles por la mañana, la ciudad despertó con una ligera llovizna. Camino por la avenida Sucre, en Pueblo Libre. Decido avanzar unas cuadras. El logo de una sirena me invita a pasar a una conocida cafetería. El negocio está en una esquina, es un local de dos pisos pintado de color marrón claro. Por las ventanas puedo ver algunos pocos clientes sentados. Algunos están solos disfrutando del café y otros conversando con algún acompañante. Un muchacho de unos veinticinco años trabaja en su computadora y otro mucho más joven parece tocar un batería invisible, muy entretenido. Decido ingresar y en la entrada del lugar observo las letras gigantescas de color blanco que dicen “Starbucks Cofee”. El local se ve acogedor, las mesas son pequeñas, como diseñadas para ir solo o con pocos acompañantes, de las paredes cuelgan unos cuadros con imágenes de granos de café y el característico olor del lugar me abren el apetito.

En la recepción una gran vitrina exhibe los postres y sándwiches del día, las pizarras en la parte superior me muestran las opciones de bebidas y sus precios. Aunque el olor a café es tentador, lamento de no poder tomarlo por ahora, hago mi pedido y busco un lugar donde sentarme. Al cabo de un momento, la barista dice mi nombre en voz alta y acudo al

llamado. Cristina, como indica su gafete me entrega un sándwich chicken ciabatta, un pan con pollo a s/ 13. 50 y de beber un citrus teavanna que compro sin muchas expectativas por s/9.00. Los tomo y regreso a mi lugar, una mesita de madera junto a la ventana, pero alejada de la avenida principal y el ruido de los autos.

En la mesa de al lado hay una pareja conversando. Una mujer de contextura gruesa y tez clara, acompañada de un muchacho de tez mestiza que luce un poco más joven que ella. Apenas les pongo atención, pero cuando logro identificar su tema de conversación captan mi interés:

- La gente se empiló más cuando tocó I sky full os stars. Creo que fue de las más esperadas.

- ¡Ah!, en la que piden que apaguen los celulares y todo el rollo. ¿Y la gente hizo caso o no?

- Nada, o sea la mayoría siguió grabando nomas. Ya sabes para subirlo al insta.

- Ya, pero tú también grabaste. He visto tus historias.

- Claro, pero yo grababa unos segundos y luego guardaba el cel. ¡Espérame un toque!

Una llamada telefónica interrumpe la conversación sobre el concierto de Coldplay. Finjo estar revisando algo importante en mi celular mientras bebo mi té a la espera de una segunda parte.